lunes, 22 de junio de 2015

El idioma que hablamos determina quiénes somos y cómo vemos el mundo.



¿Qué relación tienen nuestro idioma y nuestra personalidad? 

¿Podría nuestro lenguaje influenciar la manera en la que percibimos la realidad?

De alguna manera solemos creer que nuestra personalidad es algo fijado, que forma parte de nosotros independientemente de muchos factores que no tenemos en cuenta. Sin embargo, circunstancias cómo el idioma que hablamos afectan la construcción de nuestra personalidad y la manera cómo funciona nuestro cerebro.

Entre otras cosas, sabemos que el lenguaje afecta nuestra percepción de los colores. La tribu Himba, del norte de Namibia, usa la palabra "serandu" para categorizar los colores que en castellano incluyen el rojo, el naranja y el rosa. Del mismo modo, usan "zoozu" para una serie de colores oscuros que normalmente diferenciamos como azul oscuro, verde oscuro, café oscuro, púrpura oscuro, rojo oscuro y negro. En un estudio, se encontró que, mientras que tenían mucha dificultad para diferenciar ciertos tonos de azul que los angloparlantes diferenciaban con facilidad, por otra parte distinguían rápidamente tonos de verde que en el mundo occidental vemos como idénticos.

El género gramatical en un idioma puede, también, tener efectos cognitivos. En 2002, un grupo de investigadores creó una lista de 24 objetos que tienen géneros opuestos en español y en alemán. En cada lista, la mitad de los objetos eran masculinos y la otra mitad eran femeninos. El estudio fue llevado a cabo totalmente en inglés, con un grupo de hablantes nativos de español y de alemán, todos los cuales hablaban inglés. Se les pidió que generaran tres adjetivos para cada palabra de la lista, y se encontró que el género influenciaba los juicios de los participantes. Por ejemplo, la palabra "puente", que es femenina en alemán y masculina en español, fue descrita por los hablantes de alemán con adjetivos como "hermoso", "elegante" y "frágil", mientras que los hispanohablantes eligieron adjetivos como "fuerte", "grande", "peligroso" y "resistente". Al mismo tiempo, con la palabra "llave", que es masculina en alemán y femenina en español, los primeros utilizaron palabras como "duro", "pesado" y "útil", mientras que los segundos presentaron adjetivos como "pequeño", "intrincado" y "encantador".

Un proverbio checo reza: "aprende un nuevo idioma y obtén una nueva alma". En efecto, algunos estudios indican que si hablas más de un idioma, probablemente presentas cambios en actitud y comportamiento dependiendo del idioma que emplees en un momento dado. Alguien que es usualmente tímido y reservado en su idioma nativo puede mostrarse más asertivo y extrovertido en un segundo idioma, o viceversa.

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